El Ayuntamiento licita por 250.000 euros el proyecto para mejorar el drenaje ante fuertes lluvias a través de zanjas para que el agua se filtre.

Santa Pola «renaturalizará» la avenida Blasco Ibáñez, en Playa Lisa, para acabar con los grandes charcos que se forman tras las lluvias. El Ayuntamiento ha sacado a licitación por cerca de 250.000 euros un proyecto que pretende mejorar el drenaje en la avenida, en la zona delimitada entre este vial y el encuentro perpendicular con otras avenidas como Valencia, Virgen del Pilar y las salinas, donde se da la mayor problemática de grandes acumulaciones de agua.

El plazo de ejecución de las obras sería de 48 días y el Ayuntamiento da de plazo a las empresas hasta el 29 de noviembre para que presenten ofertas. Tal y como expone la memoria justificativa que acompaña a los pliegos, el fenómeno se produce porque esta área es llana, «sin apenas desnivel, lo que imposibilita el drenaje de la escorrentía superficial de manera natural y rápida».

A este hecho se le añaden las irregularidades del asfaltado que favorecen la formación de acumulaciones de agua en ciertas calles. Es así que en periodos de fuerte precipitación se produce acumulación de agua en la calzada que impide el tránsito a pie de los viandantes, lo que supone también un riesgo para la circulación de vehículos.

Por ello, el proyecto contempla la instalación de un sistema urbano de drenaje sostenible en esta avenida a la altura de Obispo Bascuñana, calle Almoradí, calle Monóvar y calle Catral. Para ello se abrirán zanjas de infiltración en zonas delimitadas como aparcamiento existente y zonas nuevas ajardinadas que se proyectan.

Y es que el Ayuntamiento eliminará el pavimento de hormigón en los accesos a Gran Playa, en esos mismos puntos, para generar espacios naturales con vegetación autóctona, así como pasarelas para el paso de viandantes.

Los técnicos detallan que en el nuevo paseo de la avenida Vicente Blasco Ibáñez en el Tamarit ya se instaló recientemente una red de pluviales que desagua hacia la playa, aunque matizan que es una red de poca capacidad que funciona como canal corrido paralelo a la costa en el que cada cierta distancia se intercala un punto de vertido a la playa.

De igual forma, a lo largo de los restantes metros hay imbornales que vierten a la arena y en este último caso la evacuación de las aguas es más complicada por las irregularidades de la calzada.

Si bien, la planicie de la zona y el nivel de la playa, que alcanza la altura de la calzada, no facilita las condiciones de desagüe y a ello se le suma que cuando se producen fuertes marejadas el nivel del mar puede subir como para alcanzar la salida de estos desaguaderos y generar el efecto contrario para el que están destinados, haciendo que el agua invada la calzada a través de los imbornales.

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