Dicen que quien espera recibe su recompensa con creces. La estación de autobuses ha sido una de esas demandas históricas de los ciudadanos. Y pronto estará terminada. Terminada sin que los impuestos de los que van a utilizar este servicio hayan servido para pagar ni una de sus vigas.
A veces es necesario esperar para que el resultado sea excelente. Para que sea el óptimo. La estación de autobuses cumplirá con la normativa legal vigente sobre transporte público de viajeros y con las expectativas de Santa Pola en el futuro.
A veces es necesario esperar para que un gestor competente sea el que ejecute las ideas que otros durante tantos años prometieron. Y ese gestor no es otro que Miguel Zaragoza, el alcalde. Zaragoza y su Equipo de Gobierno, que han tenido las ideas muy claras sobre el proyecto que quieren para la localidad a la que sirven.
Sin embargo, la oposición, la izquierda de esta villa marinera, sólo pronuncia la única palabra que aprendieron de pequeños: “No”. Un “no” irracional. Un “no” al bienestar de los ciudadanos, a su calidad de vida, a que los santapoleros puedan tomar el autobús al Hospital con comodidad y resguardados de las inclemencias meteorológicas. Un “no” a recibir a nuestros turistas y visitantes como merecen. Así que de este “no” sólo se desprende que la izquierda niega su apoyo al ciudadano.
Y que nadie lo olvide: la estación de autobuses fue la eterna promesa de un PSPV-PSOE que nunca cumplió. Y menos mal. Porque lo que proponían era una caseta para la venta de billetes, un habitáculo con funciones de aseos compartido con los usuarios del mercadillo y la ampliación de la actual marquesina.
El PP y Miguel Zaragoza están convencidos de que eso no es lo que merece una ciudad turística y moderna como Santa Pola. Los ‘progres’ trasnochados, los que se amparan bajo una bandera de ‘lo social’, destrozada de tantos girones y promesas incumplidas, perdieron el norte hace años.
Si de infraestructuras importantes hablamos, tampoco podemos olvidar el “no” al Skate Park. Un “no” a los jóvenes y a sus demandas. Un “no” al ocio juvenil. Un “no” a los creadores y músicos locales. Un “no” a los deportes minoritarios que sólo el PP y Miguel Zaragoza han impulsado apoyando instalaciones como la del tiro con arco, apostando por los deportes náuticos, el senderismo… Decían que eran cuatro gatos los que practicaban este deporte. Ahora, se utiliza diariamente por decenas de jóvenes venidos de localidades vecinas e incluso de Madrid. Luego, cuando llegue la campaña electoral, seguramente la izquierda pedirá hipócritamente el voto joven.
Pero los santapoleros son inteligentes y saben perfectamente que no se puede retroceder a la política cavernícola y desfasada de los 80. Saben que es necesario seguir adelante con sensatez y seriedad, con proyectos como los puestos en marcha y los que están por venir. Para ello, es necesario un gobierno fuerte y responsable en vez de una amalgama de partidos de izquierda, un puzzle tan dispar ideológicamente entre sí que saldrían de los pelos si tuvieran que ponerse de acuerdo en la más simple decisión. Sólo con el PP, Santa Pola avanza.